Los satélites artificiales son objetos de fabricación humana que se colocan en órbita alrededor de un cuerpo celeste como un planeta (como la Tierra) o un satélite natural (como la Luna). Estos satélites se emplean para mejorar las telecomunicaciones (teléfonos móviles, internet, televisión), para los GPS, para la navegación, para hacer informes meteorológicos, para cuestiones de seguridad o militares, y también para los estudios astronómicos, como es el caso de los telescopios y de las estaciones espaciales.
¿Cuándo se lanzó el primero?
El primer satélite artificial fue el Sputnik I lanzado por la Unión Soviética el 4 de octubre de 1957. Desde entonces se han colocado en órbita miles de satélites artificiales muchos de los cuales aún continúan girando alrededor de la Tierra.
¿Cómo se coloca en el espacio?
Para colocar un satélite artificial alrededor de la Tierra se necesita de un mecanismo impulsor lo suficientemente potente como para que el satélite alcance una velocidad de 8 kilómetros por segundo o más.
Es necesario construir un cohete que es la combinación de dos o más cohetes escalonados para así alcanzar la energía necesaria para entrar en órbita.
Por lo general un cohete tiene un tiempo de funcionamiento muy breve, de unos 5 a 10 minutos, tiempo después del cual al apagarse por completo el cohete, el satélite (con la velocidad necesaria) se desprende del cohete (que cae a la Tierra) y comienza a desplazarse por el espacio a merced de su propia inercia, de la misma forma como la Luna orbita la Tierra sin necesidad de ser impulsada por “algo”.
¿Es posible observarlos a simple vista?
Es posible. Las horas más propicias para observarlos son las dos horas posteriores a la puesta de sol, y las dos anteriores al amanecer (aunque hay satélites que son visibles incluso en pleno día).
¿Y cómo se los ve?
Es parecido a un avión, pero sin luces intermitentes y sin ruido, (porque a diferencia de los aviones, los satélites no tienen motores.)
Suelen tener un brillo similar al de una estrella que se irá apagado o encendiendo poco a poco, según pase por atrás de una nube o penetre en una zona de sombra.
La mejor manera de verlo es acostándose en el pasto o en el suelo o en una reposera, en un patio o terraza y observar el cielo.
No pasará mucho más de 10 minutos hasta que detectes alguno.
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